"El pan estaba rancio o recalentado, se rompía fácilmente. Había mucha carne, pero escaseaba la lechuga y el tomate. Podrían agregar algo más como pepino, como se hace en Berlín. El chico detrás de la barra era muy amable, usaba mascarilla y cumplía con las normas de higiene en tiempos de pandemia. El restaurante parecía limpio. Sin embargo, no me gustó que tocara dinero de otros clientes y luego manipulara la comida sin lavarse las manos. La limpieza en la cocina es fundamental, especialmente cuando se prepara comida para otros."