"Fuimos recibidos con tanta calidez por personas encantadoras y sin pretensiones. La pareja que posee el bar nos hizo sentir tan bienvenidos, incluso cuando solo íbamos a tomar una rápida copa. El caballero nos ofreció papas fritas para mis hijas de inmediato y con una sonrisa en su rostro. A pesar de que estoy segura de que pasan docenas de clientes a diario, nos sentimos recordados y eso no tiene precio. ¡Los sorbetes fueron un buen detalle! Sin duda, volveremos la próxima vez."