"En general, satisfecho. Los platos están muy bien preparados con ingredientes de primera calidad. Los vinos son buenos. El servicio es casero, aunque los tiempos de espera son interminables, así que hay que tomarse la cena filosóficamente y participar en conversaciones filosóficas (también porque el teléfono no funciona). Gracias a los chicos de la mesa de al lado que nos acompañaron con una agradable charla improvisada. Volvería a quedarme aquí."