"Mi esposa y yo tuvimos una excelente cena allí anoche con nuestro pequeño perro acompañándonos (tienen asientos al aire libre). El restaurante está dirigido por una familia y hasta el nombre y muchos de los platos son de la historia y pasado familiar. Fueron muy amables con nosotros e hicieron todo lo posible para asegurarse de que tuviéramos una agradable cena. Tenemos alergias alimentarias y hicieron lo que pudieron para acomodarnos y guiarnos sobre lo que podíamos y no podíamos comer. Aunque limitado, todavía tuvimos 3 platos estupendos. Sus caracoles son los mejores que hemos probado, su carne de res en vino tinto estaba suave y deliciosa y su solomillo con salsa de whisky (receta familiar) estaba tan rico. No dudaría en probar este restaurante si estás en Santander. Es pequeño y tiene muy pocas mesas, así que te sugiero que reserves."