"Meses de dieta tirados a la cuneta. Con tanta variedad todo lo quería probar y el estómago se me ha vuelto a hinchar. El local es gigante, pero lo llenan en un instante. Cogimos la última mesa que quedaba mientras fuera una cola enorme se formaba. Pedí raudo cual centella una comida que deja huella. Servicio rápido y atento para dejarte bien contento. Muchos sushis degusté, casi todos los probé, de deliciosos los califiqué, pero uno sobre todo les recomendaré: el Sushi Kiss deben probar si a su casa en éxtasis quieren llegar. Cada pedido consta de cuatro piezas, aptas para la boca de sus altezas. Con el sashimi no fueron tacaños cosa que no pasa todos los años. El sushi todo me tragué, la verdad es que lo disfruté. No tanto los conglomerados congelados, que me dejan desilusionado. A los takoyakis sin pulpo los exculpo, pero sus gambas rebozadas te pegan tremendas nalgadas. Los nigiris de anguila puedes pedir, que nunca los vas a ver venir. Al pagar por la puerta no podía pasar y me tuvieron que empujar. Me sentía embarazado de un fardo de sushi bien amado. Vayan si lo quieren gozar y a su estómago terrible paliza dar. Es contento y suculento y nada lento. Al gimnasio les prometo que no voy a volver, pero por Kyoka tal vez sí que me vuelva a dejar caer."