"La llegada fue fortuita, nos quedamos perplejos. El lugar parecía un cuento de HADAS, donde nosotros éramos unos gigantes rodeados de un pequeño y diverso bosquesillo realizado por la gran mano de Felix. La creación de un gran bosque de bonsáis y la sombra de sus texos, nos hicieron disfrutar de los ricos alimentos preparados con delicadeza, expuestos y servidos con la misma. Desde Tenerife volveremos."