"El restaurante se destaca por su entorno encantador, que añade un toque de belleza a la experiencia gastronómica. No obstante, la elevada estructura de precios plantea ciertas inquietudes. La calidad de la comida cumple con los estándares esperados, aunque la relación entre los precios y la excelencia culinaria deja un margen para mejoras. Una consideración especial recae en los postres, cuyos precios excesivos generan una sensación de desequilibrio en la propuesta. Esto puede afectar la percepción general de los comensales y diluir el disfrute de una comida bien preparada. Un aspecto lamentable que resalta es el comportamiento de la camarera asignada a nuestra mesa. Su actitud, que evidenciaba una falta de entusiasmo y una expresión poco amigable, creó un ambiente incómodo y perturbador. Este elemento disonante resultó en una notable interferencia con el objetivo de disfrutar de una velada placentera y armoniosa. En consideración de estas observaciones, el restaurante podría beneficiarse al abordar no solo el aspecto culinario, sino también el servicio y la actitud de su personal para asegurar una experiencia completa y satisfactoria para sus clientes."