"Pretencioso.Un sitio más de Puertollano que va de caro, pero el producto es sencillamente correcto y el servicio, deja mucho que desear. El salón no es nada íntimo, pero sería lo de menos si la calidad y servicio fueran sobresalientes. Sorprende que los camareros se griten las comandas y las dudas a voces, de tal modo que acabas sabiendo qué mesas han pedido jamón del normal Solo se salvan dos camareras que tienen un trato de lo más profesional, que hablan en tono correcto (lamento no haberme quedado con sus nombres). Los saludos del dueño a los comensales que que conoce, se pueden oír en la Ula (otro restaurante al mismo estilo caro y con dueño vociferante) que se encuentra al otro lado del paseo San Gregorio.Sospecho que este tipo de sitios deben tener cierta fama y se utiliza más para dejarse ver que realmente para disfrutar de buen producto y a la altura del precio. Joroba ver que para comer bien en Puertollano haga falta coger el coche, porque el centro ha perdido muchísimo."