"Nos sentamos en la terraza a tomar algo el sábado pasado, antes de entrar al festival Morriña. Entro y pregunto al camarero si pido en la barra o se acerca él a la mesa, me responde que puede tomarme nota en la barra, nos viene a quitar lo que había encima de la mesa (de anteriores clientes) y luego nos sirve un par de copas y vermut's. Bien, en ningún momento se le ocurre limpiarnos la mesa. Cuando vino a cobrarnos nos dice que cada copa cuesta 10 euros, supuestamente porque el larios se cobra más caro. Le comento que en otros locales el día anterior nos cobraron la mitad, se empieza a poner nervioso, no sabe ni lo que tiene que cobrar pero continúa con el rollo de que el larios es más caro. Para colmo la copa malísima, quizás tenía unos polvos mágicos y por eso se vendía a precio de oro, porque ni en el Puerto... Se lo comentamos a la camarera de otro bar cercano y se quedó a cuadros. Increíble. No volvería."