"La primera vez que pedimos, todo estuvo genial. El sabor era buenísimo y el trato del chico que nos atendió fue excelente. La segunda vez, igual. Aunque tardaron un poco más de lo normal. Sin embargo, esta noche han tardado 1 hora y 20 minutos en llegar. A la 1 hora de espera, llamé y me dijeron que ya estaba listo, que en cuanto llegara el repartidor lo tendría allí... 20 minutos después, sin recibir nada, volvimos a llamar y el dueño, de muy malas formas y gritándome, básicamente me dijo que él no había incumplido nada porque tardan 40 minutos (han sido 60+20=80) y que estaba solo (¿y qué culpa tengo yo, que contrate a alguien... o que me advierta de que iba a cenar a las 23:00?). Todo esto gritando, como dije. Después de indicarle que si hace 20 minutos me había dicho que mi pedido ya estaba hecho ahora estaría frío o recalentado, me gritó que si no lo quería lo devolviera, que (cito textualmente) le sudaba la polla. Acto seguido me colgó el teléfono dejándome atónito. No lo devolvimos porque tengo más educación que el tipo al otro lado del teléfono y porque el repartidor (que imagino que es el mismo chico con el que hablé por teléfono las primeras veces, muy amable) no tiene culpa de la mala educación de su jefe. Por supuesto, hoy ha sido la última vez que pidamos aquí... y me aseguraré de advertir a amigos, familiares... del trato recibido. En fin... Comida rápida lo llaman..."