"Nos recomendaron ir aquí por la persona de la que alquilamos el apartamento. La camarera era muy callada. No dijo casi nada, solo sirvió los platos. El bacalao a la parrilla de mi esposa (19,50 euros) estaba quemado al punto de que el sabor del exterior quemado contaminaba toda la pieza de pescado. La guarnición de espinacas era más salada que las aceitunas. El pulpo a la parrilla de nuestra hija (22,50 euros) recibió el mismo tratamiento. Quemado. Mi bacalao empanizado estaba bien, aunque extremadamente salado. El vino blanco portugués estaba bien. Ligeramente efervescente, ligero y fácil de beber. Cuando le explicamos al dueño que el pescado de mi esposa estaba quemado, solo dijo que eso es lo que sucede en la parrilla... He viajado por la mayor parte del mundo por trabajo y placer y he comido en muchos restaurantes diferentes. Me han servido la comida quemada antes, casi cruda en un caso, extremadamente salada, etcétera... pero lo que diferencia a un buen propietario o jefe de camareros es que se llevan la comida y comprueban si realmente está quemada, demasiado salada o cruda, y regresan para explicar o disculparse. Este propietario parecía ofendido de que pudiéramos dar alguna crítica. Espero que lo haya transmitido a los cocineros para evitar que vuelva a suceder en el futuro. Seguro que no volveremos a este restaurante, pero esperamos que otros tengan una mejor experiencia. En general, aconsejaría que si desean comer aquí, pidan las tapas. Tal vez eso sea decente..."
