"El trato desde el momento de la recepción en el hotel fue exquisito, seguido por un aperitivo en un espacio jazzístico, continuando durante la comida y terminando con una magnífica sobremesa con la chef Zuriñe y la jefa de sala. La comida, una fusión con productos de proximidad, con los puntos de elaboración perfectos. Destaco el taco de foie caramelizado, con una textura etérea y pleno de sabor, el rodaballo con cada parte en su punto perfecto y esa crema de cítricos, el hígado de pato excelente y la breva caramelizada, una mezcla de sabores deliciosa. La carta de vinos era buena, el café también, nos invitaron a un aperitivo con vermú y una reinterpretación de un gilda. Todo esto en un palacio espectacular, ¿qué más se puede pedir? Estamos deseando volver."