"Entramos por casualidad porque en Rosi la loca no tenían sitio en terraza. Nos dejamos aconsejar por el camarero, que dedo destacar su carácter divertido, educado y amable. Nos recomendó las berenjenas con miel, y la ensalada de otoño por nuestros gustos. Tengo que reconocer que fue un acierto, tomamos además de lo que nos aconsejó unos calamares rebozados sin aceite, bendita gloria y una botella de vino blanco. Es un lugar que salimos encantados los tres y que volveríamos por lo bueno que estaba todo ."