"Un restaurante super acogedor e íntimo, desde que entras te sientes como en casa, tanto por el ambiente como por el servicio. Julia, la persona que nos atendió hizo alarde de una profesionalidad de las que pocas veces te encuentras, esas personas que parece te leyeran la mente y siempre están cuando las necesitas con lo que necesitas y que además te hace unas recomendaciones estupendas poniéndose en tu lugar. Nos sirvió un vino Malbec argentino exquisito, unas verduras grilladas riquísimas, un tartar muy sabroso y una pieza de carne que estaba en su punto, suficiente para las 4 personas que éramos y dejar hueco suficiente para probar un crumble de manzana que voló y un panqueque de dulce de leche que no nos podíamos saltar. Nos fue fácil salir de allí, llegamos a las 9 y nos fuimos a las 12.30, por vergüenza, aunque si nos hubieran dejado nos habríamos tomado la copa allí también. Repetiremos sin duda. Ah! Y de precio genial, salimos a menos de 40 cada uno, y os aseguro que el Malbec entraba muuuy bien así que rodó sin miramientos"