"Un restaurante en mayúsculas, con buena carta de vinos y un servicio impoluto. Comida exquisita (recomiendo efusivamente probar la pata de pulpo a la brasa) con mariscos, carnes y pescados frescos y de calidad. Una carta de postres caseros y cremosos amplia (una crema tostada espléndida y me guardo de deberes probar su famosa tarta de queso la próxima vez). Y aunque siempre se ponga el foco en la comida, tienen un servicio maravilloso que merece la pena nombrar, de la vieja escuela, de los atentos, serviciales, educados, que no se les escapa ni un detalle y que están ahí pero no incordian (no todo el mundo sabe). Entrante, principal, plato y postre entorno a los 30-35€, la calidad se paga. Quizás lo único mejorable sería la decoración del salón restaurante, un tanto sobrio, por lo demás impoluto."