"Este restaurante parece apropiado para una cena romántica o una cita con amigos. Lleno de rosas, blanco y negro, es hermoso desde la entrada hasta el baño. Su carta está llena de sugerencias para una comida que va desde lo más típico japonés como nigiris o makis hasta otros platos que mezclan esas raíces con nuevos ingredientes creando algunos de los platos más apetitosos. El precio también es bueno y los camareros amigables y dispuestos a ayudar al comensal en todo lo que necesite. ¿Volver? Por supuesto, para probar nuevos platos, porque hay tantos que es complicado decidir qué pedir."