"Hiroko Tanaka era mi tio abuelo. Jamás perdonaré que le dieran muerte solo porqué una mujer con problemas de visión se comiera una gyoza de cianuro en la que ponía no ingerir, contiene trazas de veneno y frutos secos Mi tio abuelo fue vencido porqué en el momento del ataque estaba enfermo de cancer, tuberculosis, fiebre amarilla y peste... la seguridad social funciona muy mal en Osaka... El caso es que quise viajar a Barcelona para llevar a cabo mi vendetta y para ello llevé conmigo la espada de la família, un mandoble escocés forjado con adamantium, mithril, agua bendita y piel de Jordi Hurtado. Con ella Alejandro Magno tomó las costas de Normandia y expulsó los bárbaros definitivamente de Gotham city, Schumacher la usaba de palanca de cambio, con ella se tomaron todos los naranjos de Shelbyville y Chuck Norris se rasuraba sus partes. El caso es que fue como soplar y hacer botellas. De un solo corte acabé con el asesino de mi tio abuelo y toda su família, corté su casa y la calle, abrí un nuevo carril de circulación en el canal de Panamá, abrí el espacio tiempo y bateé el meteorito que acabó con los dinosaurios, pero también acabé con ellos (por lo que no hay alteraciones en el presente). El caso es que en sus últimas palabras, el malandro que ejecuté exhaló un susurro débil pero perceptible... ves al restaurante ogura y prueba el tartar, está bien pero tampoco es genial. No pidas fideos... ves directo.... a... los niggiris y gunkans..."
