"Habíamos reservado mesa para las 21:30 en el local ubicado en el centro de Santander. Llegamos un poco pronto (21:10) a lo que no nos pusieron problema alguno. Esperamos un par de minutos en lo que limpiaban la mesa y enseguida nos sentamos. Al poco rato el camarero nos toma nota de la bebida y nos trae la misma. Comienzan a pasar los minutos y ningún camarero viene a tomarnos nota de la comida. Tras esperar y esperar decidimos llamarlo nosotros mismos y por fin conseguimos pedirle la cena (todo esto transcurridos unos 20/25 minutos). La gente del restaurante terminaba sus cenas y a su vez continuaban entrando nuevos clientes, mientras que nuestra cena seguía sin llegar. Las personas contiguas a nuestra mesa ya habían pagado y abandonado el local e incluso nuevos clientes habían ocupado su sitio. Los camareros les sirvieron sus bebidas, entrantes e incluso sus hamburguesas mientras que la nuestra continuaba sin llegar. Pasada casi 1 hora y media de reloj (22:20) decidimos preguntarle al camarero si había algún problema, a lo que enseguida nos responde: “ya están con sus pedidos, he metido prisa en la cocina”. Continuamos con la espera y a las 22:45 y 3 turnos de cenas por el medio, por fin recibimos nuestras hamburguesas. Para pagar más de lo mismo. Pedimos la cuenta, nos la trajeron a la mesa y se desentendieron. Volvimos a pedirla y cuando nos cobraron no tuvieron ni el “detalle” de invitarnos a las bebidas por las molestias causadas. Decepcionante. He gastado 35€ en cenar una hamburguesa con patatas y 2 horas que me han costado 5€ de parking. Queríamos cenar algo rápido y rico y terminamos esta lamentable experiencia a las 23:20 de la noche. No pienso volver, yo si que “SIENTO LA DEMORA”."