"Elegimos este restaurante por dos motivos, porque dejaban ir con mascotas y porque anunciaban comida sin gluten. Habíamos reservado en terraza y nos costó que nos respetaran eso, nos querían meter dentro. Tardaron muchísimo en atendernos, éramos adultos y dos niños. Nos habíamos comido adultos el segundo plato cuando llegó un segundo para uno de nosotros. No tienen nada preparado sin gluten ni dan opciones. No incluye bebida y se sube el precio del menú a uno por persona. Hay muchos gatos merodeando la terraza, por los tejadillos de encima de la terraza e incomodan. La comida estaba buena. Y el postre casero, tarta de queso de las mejores que he probado. Pero deberían gestionar mejor el tiempo entre platos o avisar de que puede haber retraso en la cocina. Y tomar las comandas con mayor agilidad, no estar minutos a que te atiendan para traerte la bebida y luego otros tantos para que te la traigan y más aún para tomarte nota de la comida. Algunos camareros bastante más atentos que otros. La terraza, para un día soleado no verano muy bonita."