"Este concepto de heladería, creación de Jordi Roca -de El Celler de Can Roca de Gerona, restaurante tres estrellas Michelín-, es un regalo a la ciudad de Alicante que hemos de saber valorar y dar las gracias a este insigne chef. Como esta, más grandes o más pequeñas, hay en Gerona, en la Rambla de Barcelona y en El Corte Inglés de Serrano de Madrid, y al proponerse salir a otras ciudades españolas hicieron una encuesta sobre dónde le gustaría a la gente que hubiera otra, y ganó Alicante. Este honor nos obliga muy agradablemente a cumplimentarle pidiendo una especialidad helada no pocas de las veces que pasemos por aquí. Yo venía hoy de comer en un restaurante de la calle Churruca y no he podido menos que coronar la jornada y completar el postre llevándome un delicioso panet. La decoración del local que da a la calle en la fachada de El Corte Inglés, es imaginativa, infantil, fantasiosa y, como dice su nombre, rocambolesca; está basada en una película. Si no sabes qué elegir, la amable, atractiva y simpática señorita que se encarga de montar los helados te explicará pacientemente todo lo que necesites y hasta te sugerirá lo que te pudiera apetecer, si aun así sigues andando algo perdido. Hay variedades diferentes de helado selectísimo y de polos de formas y sabores curiosos, con la gracia de que los helados se toman con los tropezones o toppings más diversos que puedas imaginar. El cliente es quien diseña su combinación predilecta o experimental, o bien puede dejarse llevar por los conocimientos de la experta en preparaciones que te atiende, que es lo que yo hago, que siempre prefiero un mal consejo del que sabe, antes de una prometedora tentativa del que no tiene ni idea. Espero probar todo, pero por ahora solo he tenido un encuentro en la tercera fase con el maravilloso PANET, por casi 5 €. Es un panecillo caliente pero relleno de helado frío y con sus tropezones. De los cuatro sabores que me proponían, elegí el de chocolate, así que la diligente chef abrió un panet, puso una bola de helado de chocolate elaborado bajo la dirección de Jordi Roca, y me preguntó sobre los toppings. Al verme dudar me indicó que existía una recomendación, consistente en trocitos de diferentes tamaños basados en chocolate y terminada con un cobertura de chocolate caliente. Se cierra el panecillo y se mete en un plancha especial donde se calienta hasta que quema un poco si lo coges con las manos. Bien, pues cuando esperas que el pobre chocolate haya sucumbido ante tal entorno abrasador, das un bocado y te lo encuentras allí frío y armonizando con la masa caliente del pancito. Mientras cierras los ojos para degustar la afortunada combinación, empiezan a salir a escena todos los tropezones para interpretar su papel y que permanecían agazapados para darte una sorpresa de la que ya te habías olvidado. Una delicia a la que se une el encanto de ir comiéndotelo por la calle, lo cual te hace sentir pena por las personas con las que te cruzas, porque ellas no están disfrutando lo que tú, que eres un privilegiado. Tengo intención de volver a probar más cosas, aunque antes de ir picoteando especialidades, quiero volver a probar el panet de chocolate o de otros sabores. Tiempo habrá para todo, si Dios quiere. Me he asombrado que después de un año y medio de endulzar Alicante, no hubiera ninguna opinión sobre este sitio, por lo que me enorgullezco de ser el primero, y de representar al helado principal, sobre el cual todos los demás comentaristas seréis solamente toppings, jeje... ; Bueno, pues seguiré investigando todas las posibilidades de Rocambolesc. Hay que señalar que está todo el año, y que a ver si algunos se quitan esa cerrazón de mente de que el helado es solo para el verano, ¿o es que en invierno pedimos cocacolas calientes y en verano hamburguesas frías? Cada cosa tiene su temperatura propia, independientemente de la estación. Tienen expuesto y se vende un libro dedicado al Chocolate escrito por Jordi Roca y titulado Casa Cacao, del que pego a continuación el resumen de su contenido para que nos dé idea de lo currado de esta heladería, que no es hacer helado y venderlo simplemente, hay detrás pasión, orgullo y arte: Jordi Roca comenzó trabajando con chocolates de distintos orígenes y preparados de formas muy diferentes en sus elaboraciones. Hasta que decidió dar un paso más y empezar un nuevo proceso creativo a partir del redescubrimiento del cacao. La experimentación le llevó a afrontar un recorrido a través de la historia del chocolate, que le ha transportado al lugar de origen del cacao, en la selva amazónica. Tras conocer la naturaleza de los cacaos criollos y las características de su cultivo, Jordi Roca volvió a su taller y dio un nuevo giro a su trabajo creativo, lanzándose con nuevas elaboraciones a partir de los nuevos cacaos que fue recogiendo a lo largo y ancho de su viaje por los distintos países de América Latina. Este libro parte del proceso creativo de una de sus creaciones más reconocidas como detonante del viaje de búsqueda en las raíces del cacao, y termina con las nuevas recetas que mostrará tanto en El Celler de Can Roca como en los helados de Rocambolesc o en su nueva chocolatería."