"Hace muchos años que no iba, desde q lo llevaba el padre, entonces se comía de lujo, y ahora sigue siendo maravilloso. Situado en esquina al final del paseo fe Canet, con grandísimos ventanales, para ver el mar, o quien pasa por delante, tiene 2 terrazas. Un Rte con dos ambientes, uno más natural, con muchos detalles decorativos, sencillos, pero muy bien estructurado, muy amplio el salón, incluso con un rincón de butacas originales con mesita central, para tomarte un café o un cubata charrando con amigos. El otro salón más sofisticado, con un árbol de navidad en blancos, las mesas redondas y cuadradas, bien separadas, con largos manteles hasta el suelo, de un color, y otro de tela también blanco impoluto, adornados con centros navideños. Buena vajilla, la cristalería con vasos globo para el agua y copas de cuello largo para el vino todo de fino cristal, servidas si vas a tomar, la cubertería robusta y de las grandes. Las camareras perfectamente uniformadas, muy atentas, agradables, y serviciales, al detalle. Una carta por QR variada, sin demasiados platos, surtido de tipos de arroces, pescado SM (según mercado, o sea, de los caros), por lo general precios caritos sin exagerar, no vi precio de menú diario y ni si lo tiene, el desayuno lo ponía en un cartel: 2,75€ Comimos increíble, pedimos dos entrantes: Calamares (auténtico) romana, gordito, un buena ración para 4, de sabor riquísimo. Buñuelos/croquetón de bacalao con romesco, gdes deliciosos, y Ensalada de tomate y ventresca de atún (aquí el tomate podía haber sido mejor pero muy bueno). De principal: Paella de Arroz negro, de chipirones (parecía que era sepia de roca, más que chipirones, o eran gorditos), y alcachogas, con arroz bomba seguramente... EXPECTACULAR. Postres increíbles: Dulce de chocolate y dulce de leche muy rico, y Helado de turrón artesano. Vino Verdeo, con su cubitera siempre fresquísimo. Si me encantaba hace años, ahora más si cabe."
Sorbete De Limón
