"Es un local curioso, con un ambiente bastante heterogéneo y que no acaba de combinar bien: desde paisanos locales, mozas hermosotas en sus mallas a reventar... hasta urbanitas curioseando por el local. En todo caso, el local estaba a reventar. Algo bueno es que al fondo tienen una especie de sala para los niños y eso permite al resto de comensales y habituales comer y beber tranquilamente. La comida que ofrecen es la habitual con respecto a lo que se suele ofrecer en casi todos los locales asturianos, sin embargo, el foco de atracción es la parrilla, desde que consiguió un premio. En general, la decoración del local es curiosa por la mezcolanza de estilos sin ton ni son, ni kitsch ni buscado. Simplemente es así: puesto en un principio con cierta línea de estilo y con el tiempo reponiendo cosas sin más. Da impresión de desorden en algunos casos: cajas de sidra en medio del comedor, cuberteras frente a las mesas, etc. Los camareros muy amables y atentos, aunque a veces algo distraídos y malamente uniformados y aseados. Comimos bien de parrilla (no la estrella de la casa, porque sería imposible para dos): tanto el entrecó como el solomillo estaban más que correctos. La guarnición eran patatas, muy bien hechas, deliciosas. Pero, en general nos desilusionó un poco, probablemente porque nuestras expectativas eran muy altas. No creo que volvamos"