"Hacia mucho frío dentro del local, casi no había gente en el salón, los pocos que estábamos tuvimos que quedarnos con los abrigos puestos para poder comer a una temperatura adecuada. Uno de los platos que habíamos pedido, le pedimos a la mesera que lo retirara porque tenía un sabor y olor no apto después de haberlo probado. Ella lo aceptó amablemente, pero al pedir la cuenta vimos que dicho plato estaba cargado. Hablamos al respecto y nos dijeron que no estaba el plato completo y que tenían que cobrarlo. ¡Qué asco! ¡Respuesta inapropiada y lamentable! No entiendo cómo se puede servir alimentos a los clientes y mucho menos, después de avisarles, cobrarles. Lamentablemente, el encargado para el último trago se ofreció a poner algo de beber para invitarnos."