"Vivimos en la zona y comemos en muchos restaurantes... ¡este es, de lejos, el mejor restaurante que hemos encontrado! En verano, se come en el patio privado sombreado, rodeado de altos muros de piedra cubiertos de hiedra. Tan tranquilo y relajante, con música suave de fondo. En el interior hay un comedor formal con paredes de piedra a la vista. Todo muy encantador (¡y auténtico!). Ahora llega la comida... verdaderamente gastronómica, bellamente presentada, una armonía de sabores que combinan tradiciones francesas y catalanas acompañadas de una buena selección de vinos españoles. Las porciones son generosas, así que no dudes en compartir entrantes en la verdadera tradición de tapas. Por supuesto, todo esto viene con un precio ligeramente más alto, ¡pero bien vale la pena!"
