"El servicio en este restaurante fue muy lento, tal vez no esperaban tanta gente en San Valentín. Entre plato y plato, se te quitaba el hambre. Llegamos a las 9 y nos fuimos casi a medianoche y no fue por comer. El chico fue muy amable, me sorprendió que acudiera a la entrada de inmediato al ver que nos íbamos para abrirnos la puerta y preguntar cómo había ido, esos modales ya no se ven en ninguna parte (al menos en sitios accesibles para la gente común), fue un agradable detalle. Lo más delicioso de la carta está limitado, solo puedes pedir un tartar de salmón por persona y el sashimi de salmón y pez mantequilla dice que hay que consultar su límite, aunque pregunté a la chica y me dijo que podía pedir sin preocupación (pedí 4 raciones de salmón para dos sin problemas). He visto limitaciones de raciones en algún sitio más, pero nunca que limitaran la cantidad de veces que puedes pedir, 3 veces. Me estudié bien la carta y mis posibilidades y al final solo pedí dos veces. No te pases al pedir, porque te cobran 2€ por cada cosa que dejas; esto también lo había visto antes pero no tan caro. La comida está bastante buena. El pez mantequilla es el peor que he probado en mi vida, no sabía a nada; en cambio, el sashimi de atún, el mejor que he probado en mi vida, normalmente no me gusta y aquí me encantó. Para mí, lo más delicioso y todo un descubrimiento fue la sopa Thai, una sopa tailandesa deliciosa; (el restaurante combina comida tailandesa, japonesa y china). Las algas wakame son espectaculares, me encantan esas algas. También recomiendo el tartar de salmón con aguacate y el salmón Teppanyaki; (la verdad es que todo el pescado y verduras Teppanyaki estaban buenísimos, también aconsejo las gambas, mejor que de otra manera). La carta no es muy extensa pero es suficiente. Los refrescos son tamaño pequeño pero no tienen un precio abusivo como en otros buffets."
