"Habiendo pasado una tarde agradable en buena compañía y con unas buenas tapas, en un lugar acogedor; el camarero, al que observé que tenía una actitud altiva y poco amable, al final nos hiciera un desplanta a la hora de pagar la cuenta. La educación es algo que debe ir implícito en nuestra aptitud con los clientes, cuando se trabaja de cara al público; los gestos dicen mucho y fue un desatino que estuvo a punto de arruinar la velada."