"Será por lo que nos afecta el cambio climático o bien por la necesidad de no morir en el intento de encontrar un restaurante con gente encantadora, lo cierto es que la prisa por acomodar a los clientes, la prisa por tomar la comanda, la prisa por que te lo comas todo, a veces produce una sensación de agobio. Cada cliente es un mundo y como ha desaparecido el hombre buenos o mâitre , ahora cualquiera se considera dotado de la empatía (palabra ignorada por muchos y la disponibilidad para ser y ser amablemente cariñoso . Dicho esto y anotándolo a la cuenta de la inteligenica artificial espero que sea mejor que la que hoy es natural . Un carta completa y contundente, unos precios moderados y una materia de reconocida calidad consiguen que puedas comer agusto en este hórreo en Madrid. Muy bien por los mejillones a la sidra (14€ , la contundente fabada (19€ y las alcachofas con almejas (20€ , acompañado por un simple blanco del Camino do Rey. Con postres puedes conseguir una excelente comida por no más de 35 euros. Por todo ello y con la correspondiente paciencia les recomiendo que acudan a esta sucursal asturiana del buen comer.Además, el local y la terraza están acondicionados para que los rigores de las altas temperaturas se noten menos."
