"Fuimos a cenar el lunes a las 20 en punto, mi madre y yo. No había nadie en ese momento. Nos retrasamos 5 minutos y el propietario, Jordi, nos llamó para confirmar la asistencia. Desde que entramos en el restaurante, Jordi se preocupó de que estábamos cómodos y cómodos con todo. Pedimos raclette de carne; era delicioso y abundante. Para el postre el espagueti de chocolate casero. Muy bien. El ambiente local, diferente, con una trenza y una figura de jirafa muy grande. Restaurante recomendado y todos los trabajadores, encantadores."