"Buah, sin palabras, me encanta este tipo de comida. Es el segundo restaurante senegalés que pruebo, el anterior estaba en Nic, y la verdad es que me dejó marcado. Era un lugar brutal, pero decidimos probar este, ubicado en una calle tranquila. Cuando llegamos no había nadie, ni siquiera el dueño, un hombre en el bar nos indicó que entráramos. Eran las 1 de la tarde, un poco temprano para el horario español, así que nos dijeron que esperáramos media hora más ya que los fuegos no estaban encendidos, mientras tomábamos cerveza y comíamos patatas. Casi sin darnos cuenta, el restaurante se llenó de repente. A pesar de que había poco personal, todos estaban atendiendo a las mesas llenas de clientes hambrientos. La comida llegó poco a poco, ya que la cocina preparaba cada tipo de plato en rondas, ya que el menú tenía menos de diez opciones. El primer plato que probamos fue el thiebu con carne y verduras, una mezcla deliciosa de arroz senegalés con especias y legumbres, complementado con una mezcla de verduras frescas. El segundo plato tardó un poco más en llegar, pero fue majestuoso: arroz blanco senegalés con carne muy picante y sabrosa, ideal para los amantes de platos fuertes. Y el precio era muy asequible, menos de diez euros por persona."