"Aparte de lo obvio: gran hotel en un antiguo palacio real, hermoso e históricamente significativo, el cocinero y el personal del restaurante (especialmente la camarera que atendió nuestra mesa) merecen una mención especial. Elegimos el menú de cultura. Contenía platos culturales e históricos muy interesantes (como Puls Punica y Garum), deliciosamente preparados con ingredientes excelentes y bien presentados. La chuleta ibérica asada estaba cocida a la perfección. El Brewat con bacalao fue una combinación deliciosa y sorprendente de sabor y textura. La camarera que nos atendió en nuestra mesa, además de ser muy amable, hizo su trabajo de manera muy profesional. Discreta pero atenta, rápida para limpiar los platos vacíos y traer nuevos. Además, fue de gran ayuda al explicar los ingredientes. En resumen, esta experiencia cuenta entre mis mejores experiencias gastronómicas."