La Cavea - Menú

Nos gustó el sitio: localizado en un entorno con mucha historia, el servicio y la comida. Las recomendaciones que nos hicieron fueron muy buenas

El restaurante está situado en una pequeña y bonita plaza al lado del museo arqueológico. Comida deliciosa, gran servicio y el ambiente de este lugar. Lo recomendaría altamente

Pequeño y encantador café en la sombra de la Plaza. ¡Gracias a la señorita de adentro que nos explicó qué era el pastel de Córdoba! Justo al lado del museo arqueológico que también es muy interesante.

El ambiente es ideal, el servicio muy bueno, es verdad que estaba muy poco concurrido cuando he ido. Los boquerones están muy buenos, el jamón está rico pero no es lo que buscábamos. El salmorejo estaba delicioso, mucho sabor a ajo.

Buenísimo. Restaurante tradicional con todo tipo de platos, raciones súper abundantes y todo riquísimo. Desde luego fue un descubrimiento maravilloso y cenamos de fábula. Está ubicado en una pequeña plaza preciosa y huele a jazmín. La atención y el precio, de diez.

Situado en una placita muy tranquila y bonita, a menudo acompañado de música suave (diferentes músicos). ¡Croquetas a tope! Crujiente, fresco. Calamares perfectos, sin olvidar su excelente tortilla. Bienvenido. Muy buena relación calidad-precio. Te lo recomiendo mucho.

Muy buen sitio de tapas. Me ha encantado la amabilidad del señor y la comida excelente en relación calidad precio. Nosotros llegamos a la hora donde no había mucha opción de tapas porque la cocina estaba cerrada (eran las sin embargo, el chorizo y la ensalada rusa que pedimos, estaban increíbles.

Comida típica de bar, sin nada que destaque en especial. Pero el lugar, perfecto. Un pequeña plaza con mesas, al lado del museo arqueológico y la casa del judío, en pleno casco histórico. Muy comoda y tranquila, al menos en marzo. Comida ameniza da por un guitarrista con música suave y volumen adecuado. Camareros amables y simpáticos, como todos los cordobeses. Volveremos si tenemos la oportunidad.

Tan bueno estaba que tuvimos que volver a almorzar al día siguiente. Lo mejor del lugar es el ambiente, la terraza en medio de la plaza con buena sombra y lindo aire. Se respira un ambiente muy relajado para almorzar y quedarse de sobremesa. El flamenquín, abundante, jugoso y de sabor espectacular. También probamos la ensaladilla, el salmorejo, croquetas de rabo y los pinchitos. Todos muy bien y a buen precio. Ideal para comer tranquilos en un rinconcito medio oculto de la ciudad