"En todos los demás lugares de este pequeño pueblo estaban cerrados un domingo, las calles estaban vacías... Era un poco como un hermoso pueblo fantasma. ¡Entonces encontramos el alma del pueblo, este bar! Parecía un poco sospechoso si soy honesto, con muchas ventanas con rejas, algunos ancianos gruñones fumando cigarros ¡pero no juzgues un libro por su portada! Cuando entramos, recibimos una cálida bienvenida y paciencia, dada la barrera del idioma. Cada mesa tenía hombres y mujeres jugando juegos que estaban más que felices de intentar explicar lo que estaban haciendo, todos eran encantadores y súper amigables. Las bebidas tenían un precio muy razonable y la camarera del bar era como la mujer maravilla, manejando el bar y el servicio de mesa como una verdadera profesional. Nos invitaron a unirnos a la diversión y nos dieron papas fritas y aceitunas de cortesía, tuvimos una noche muy divertida. Les doy una calificación de 4, porque aunque estaban limpios, los baños necesitaban una renovación muy necesaria. ¡Gracias por una gran noche!"