"Conocimos a los camareros más entusiastas (¿dueños?) que explicaron con orgullo el proceso de sus productos. Yo pedí una hamburguesa de chili, mi pareja pidió la hamburguesa del amante de la carne. Compartimos delicados aros de cebolla y papas fritas, todo acompañado de un vino tinto de alta calidad y una cerveza artesanal (tsunami). El personal fue muy amable y nada fue demasiado complicado. Buena relación calidad-precio. Todo lo preparan fresco. Una advertencia: no te quedes demasiado tiempo sentado, ya que a veces "ahuman todo", como con el brisket, durante 50 días. Bob y Tricia desde Inglaterra."