"Reservamos para comer a las 14:00h para el día santo del viernes con antelación, en ese momento no nos dijeron de ningún cambio. Cuando estábamos con los postres, nos dijeron que nos trajeron la cuenta ya que había gente esperando comer en nuestra mesa y tuvimos que ir. Me parece inaceptable que en un restaurante te tiren de esa manera, cuando en ningún momento nos dijeron que teníamos un límite de hora para comer. Una vez dicho esto, fui a comentar sobre la comida. Pedimos berberechos, salpicón y tortilla al estilo de betanzos, todo para compartir. de postre, torrija y fileoa. todo era 10, desde el principio hasta el final. Sorprendentemente el salpicon, lo mejor que he comido, para beber una botella de betanzos blancos y agua corriente. La camarera parecía muy extraña cuando le dijimos esto último y nos dijo que no tenían tarros, respondimos a ver si no tienen gafas y nos trajeron dos vasos de agua con una cara muy mala. No sé si no han oído que se ven obligados a servir agua libre o que les pasó, pero es vergonzoso que hayamos tenido que pasar toda la comida con un pequeño vaso de agua cada uno. He estado dudando de darle un tres o un cuatro, pero finalmente he sido decantada por los tres, ya que los cambios y el agua, creo que son más que suficientes razones para ello. Es una pena, porque la comida parecía muy buena para nosotros."