"un lugar fantástico para comer o comer. los camareros son muy atentos, amables y divertidos. si no sabes qué pedir de la carta (el menú cambia un poco cada día, dependiendo de lo que hay en el mercado, tienes que verlo en el tablero exterior), te aconsejan e incluso preparan un poco de varias cosas para probar todo. la atmósfera de la taberna confiada, con parroquias, y la pizarra de postres para elegir lo que más se obtiene, son la guía. Y no olvido a los gatos: andan por el bar como si fuera su casa, y lo es. Me da una gota para comer y verlos pasar tan feliz. una parada necesaria cuando vas a poio."