"Tiene mucho encanto. Es una bodega bastante profunda...hace hasta un poco de frío en plena ola de calor, lo que se agradece bastante. La atención es inmejorable y la comida exquisita. Pedimos los primeros para compartir, el revuelto de trigueros con unos langostinos bien gordos, la morcilla con dátiles y una salsa que no se podía dejar allí jjj, estaba de locura, y unos torreznillos pequeños que nos costó acabar por la ración tan grande. Después chuletillas muy ricas y solomillo que nunca lo comimos tan tierno, sobre un plato de plancha ardiendo para que no se enfríe. Los postres ... mousse de chocolate de locura. Repetiremos seguro."