Ibiza
Re Art

Re Art

Carrer De Castella, 9, 07800, Ibiza, Spain

Pez • Vino • Café • Helado


"El steak-tartar que ARRUINÓ mi cena Y aún así le doy cinco estrellas… Pasábamos el fin de semana en Ibiza y, por casualidad, me topé con un artículo que nombraba a este restaurante. Fuimos a cenar la primera noche. El local no está mal, bien decorado, aunque la estructura recuerda un poco a los bares que se abrían en los ochenta. El personal que nos atendió aquella noche, un camarero alto y algo tímido, y una camarera profesional y agradable, bien. La carta, curiosa, divertida y con un poco de todo. He de decir que soy intolerante a la lactosa, por lo que hay cosas que no me atrevo a pedir, como son las frituras. Pedimos la lengua de ternera y una especie de wok con tirabeques y caldo reducido de cebolla para compartir; y de plato fuerte, unos calarmacitos y una sirvia. Los entrantes estaban riquísimos. Preparar la lengua como si fuera embutido con una vinagreta potente, todo un acierto. El wok podía mejorarse. Como las verduras no tenían el mismo tamaño, unas estaban duras y otras en su punto, pero el caldo de cebolla tostada hizo que esto pasará a un segundo plano. En cuanto al pescado, bien. El cocinero debió echarle dos veces sal a mi plato, pero como entiendo que son gustos personales, no dije nada. Pagamos y nos fuimos. Dos noches después y tras llamar sin éxito a las opciones que teníamos, reservamos de nuevo. ERROR. Salvo los dos trabajadores arriba mencionados, que siguieron haciendo gala de su profesionalidad, hubo otros que se vinieron “un poco arriba” ante nuestra repetición. Volvimos a pedir la lengua, unos mejillones en escabeche, una tortilla (de claras) con gamba cristal y dos platos de pescado (salmonetes parrilla sin guarnición y denton). Hasta aquí todo bien; quizá mis salmonetes un poco pasados de punto, pero como la espina estaba brillante, decidí volver a no decir nada por entender que se trataba de “mi gusto personal”. El problema viene cuando terminamos de comer y yo sigo teniendo hambre. Hablamos con la camarera que nos atendió y, tras unos minutos de agradable conversación, nos toma nota de un steak-tartar y una tarta de queso para mi chico. Ahí se va todo al garete. Mi chico me dice que el chef canta un par de veces la comanda, que los cocineros se acercan a verla, pero eso no estaba teniendo mucha importancia para mí (a pesar de que yo ya estaba roja como un tomate porque está muy mal visto que una mujer coma cuando tiene hambre) hasta que llega a traernos los platos la mujer que parece ocupar el puesto de maître (de pelo rubio y de origen vasco) y me dice: NUNCA ME HABÍAN PEDIDO UN STEAK-TARTAR DE POSTRE. ¿CUÁL ES TU NOMBRE? SI ALGÚN DÍA ESCRIBO UN LIBRO DE COCINA, TE NOMBRARÉ EN ÉL. A lo que yo le contesto: ME HE QUEDADO CON HAMBRE Y, COMO NO TENÉIS NINGÚN POSTRE SIN LACTOSA, HE PEDIDO ESTO. En ese momento deberíamos haber pedido la cuenta e irnos porque lo que esta persona provocó es que varias mesas del restaurante se nos quedaran mirando (las que estaban de espaldas se volvieron). Pero eso no fue todo porque todavía tenía que venir otra de sus trabajadoras (morena, de pelo largo) a hacer la bromita mientras levantaba los platos. Algo totalmente “adecuadísimo”, pues mi chico le pidió un café y ni se enteró. Yo no sé si esta señora escribirá algún día un libro de cocina. Posiblemente yo sí lo haga, ya que yo soy periodista y mi chico, cocinero. Y sin duda ninguna les nombraré como el restaurante al que los dueños prefieren que los comensales vayan a medio comer; como el único sitio en el que me han humillado y juzgado por pedir algo que voy a pagar. Podría excusarme con que el tipo de comida que pedimos llenaba más o menos, con que apenas habíamos comido al mediodía, pero ¿por qué? Si hubiéramos pedido una segunda botella de vino, ¿se habría armado tal revuelo? No tengo por qué pedir disculpas por pedir comida en un restaurante o ¿es que hubiera sido mejor que mi cuenta fuera de 60 € en vez de 160? Mis cinco estrellas son porque la comida está bastante bien, porque hay dos personas en la sala que lo merecen y porque levantar la media cuesta mucho trabajo."

Reart

Reart

Carrer De Castella, 9, 07800 Eivissa (Illes Balears), Espanya, Ibiza, Spain

Pez • Vino • Café • Europeo


"Y sin embargo le doy cinco estrellas. Pasamos el fin de semana en ibiza y, por casualidad, me conmovió un artículo que nombré este restaurante. Fuimos a cenar la primera noche. el lugar no es malo, bien decorado, aunque la estructura recuerda un poco de los bares que se abrieron en los años ochenta. el personal que nos asistió esa noche, un camarero alto y algo tímido, y una camarera profesional y agradable, bien. la carta, curiosidad, divertida y con un poco de todo. Tengo que decir que soy intolerante a la lactosa, así que hay cosas que no me atrevo a preguntar, como son las papas fritas. Pedimos la lengua de la carne y una especie de wok con tiranos y brote de cebolla reducido para compartir; y para un plato fuerte, algunas calamidades y un jarabe. La llegada fue rica. preparar la lengua como si estuviera llena de un vinagre poderoso, un éxito completo. el wok podría ser mejorado. como las verduras no tenían el mismo tamaño, algunos eran duros y otros en su punto, pero el caldo de cebolla tostada hizo que esto fuera a un segundo plano. En cuanto a pescado, bueno. El cocinero debe haber tirado mi plato dos veces, pero como entiendo que son gotas personales, no dije nada. Pagamos y nos fuimos. Dos noches más tarde y después de llamar sin éxito las opciones que teníamos, reservábamos de nuevo. ERROR. Excepto los dos trabajadores mencionados anteriormente, que continuaron mostrando su profesionalidad, había otros que llegaron “un poco arriba” antes de nuestra repetición. Pedimos la lengua de nuevo, fresas, tortilla (clara) con camarones de vidrio y dos platos de pescado (salchicha a la parrilla sin adorno y dentón). bien aquí; quizás mis salmonetas un poco más allá del punto, pero como la columna era brillante, decidí no decir otra vez nada para entender que era "mi gota personal". El problema viene cuando terminamos de comer y todavía tengo hambre. Hablamos con la camarera que nos trató y, después de unos minutos de agradable conversación, tomamos nota de un filete-tartartartar y una tarta de queso para mi niño. Mi niño me dice que el chef canta un par de veces el comando, que los cocineros se acercan a verlo, pero eso no era muy importante para mí (aunque ya estaba rojo como un tomate porque es muy mal visto que una mujer come cuando tiene hambre) hasta que viene a traer los platos a la mujer que parece ocupar la posición de maître (de pelo rubio y vasco): ¿Cuál es tu nombre? Si alguna vez escribo un libro de cocina, te llamaré. a lo que respondo: Estoy hambriento y, ya que no tienes postre sin lactosa, he preguntado esto. En ese momento deberíamos haber pedido una cuenta y salir porque lo que esta persona provocó es que varias mesas del restaurante nos estarán mirando (las que estaban detrás de la espalda). Pero eso no era todo porque aún tenía que venir con otro trabajador (másna, de pelo largo) para hacer el bromita mientras levantaba los platos. algo totalmente “apropiado” porque mi chico pidió un café y ni siquiera lo sabía. No sé si esta señora alguna vez escribirá un libro de cocina. Soy periodista y mi hijo, cocinero. Y sin duda los nombraré como el restaurante al que los dueños prefieren que los comensales vayan a media comida; como el único lugar donde me han humillado y me han juzgado por preguntar algo que pagaré. Me podría excusar que el tipo de comida que pedimos se llenó más o menos, con que apenas habíamos comido al mediodía, pero ¿por qué? Si hubiéramos pedido una segunda botella de vino, ¿habría sido armado tal revuelo? No tengo que disculparme por pedir comida en un restaurante o habría sido mejor que mi cuenta hubiera estado fuera de 60 € en lugar de 160? Mis cinco estrellas son porque la comida es bastante buena, porque hay dos personas en la habitación que merece recibirla."