"Era nuestra primera visita y nos causó muy buena impresión. Mantiene una línea de cocina moderna, de fusión, que toma un poco de aquí y otro de allí, sin dejar de lado las esencias, y lo hace con maestría. Tomamos de todo un poco: croquetas de mejillones tigre, coliflor ummanyaki, bocartes en tempura, tacos de bonito braseado, otro bonito, picaña… todo excelente. El único punto negativo, pero era opcional, eran sus vinos recomendados (Bodega Microbio), creo que los embotellan solo para este restaurante, que eran bastante flojos, no solo de graduación –que particularmente no me molesta, especialmente en verano– sino de calidad. Ni el blanco ni el tinto nos gustaron. Me parece recordar que la carta de vinos es amplia. Mejor elegir de ella. En la próxima visita a Santander no dejaremos de reservar mesa. Nos gustó mucho."