"Probablemente el lugar donde he comido mejor en mi vida y con más comodidad. No solo la comida es exquisita, sino que el restaurante tiene una decoración impresionante, muy personal y relacionada con los propietarios, quienes transmiten su pasión por la cocina y por los platos que sirven. Esta motivación me hizo disfrutar aún más de cada bocado. Para mí, es un deber ser navarro y tengo claro que en cuanto tenga una excusa, volveré a comer allí. Los productos son todos de la zona y de temporada, frescos y sabrosos. Los postres son sinceramente obscenos de lo ricos que están. Nos explicaron con tanto detalle la preparación de nuestro torrige que no tuvimos ninguna duda. Aún no me explico cómo algo tan bueno puede estar tan bien elaborado; pocas madres se esmeran con tal dedicación, y se nota al llevarlo a la boca. En resumen, es un lugar imprescindible, tanto para momentos románticos como para reuniones familiares, encuentros de negocios o cualquier ocasión, porque también se adaptan a lo que necesitas, te preparan el plato que desees aunque no esté en la carta y lo hacen bien. Un ejemplo e inspiración al ver que cuando las cosas se hacen con el corazón, se nota la diferencia."