"Siempre, cuando acudimos a zonas de interior, con tradición en sus carnes y embutidos, así como en su modo de hacerlas, casi siempre a la brasa, esperamos ese plus especial del que lo hace, donde nos harán degustar de un magnífico producto hecho de la mejor manera. Pues eso no ha ocurrido aquí. A pesar de que comimos bien, ni el producto, embutido y secreto, ni su presentación, patatas fritas y verduras, ni siquiera el estar hecho a la brasa, nos hicieron disfrutar. Un producto normal, embutidos escasos y de calidad normal, y un secreto poco hecho y con poca gracia, como un pan de pueblo “flojete” mostraron la peor cara de este establecimiento. Las tapas regulares, calamares con un rebozado tosco y una ensaladilla rusa, ni la cerveza, una de litro “catalana” se ha salvado. Tan sólo el postre, a base de calabaza, y alioli casero se salvan pues los casi 55€ para esta comida para dos ha sido caro, caro. En fin"