"Finalmente tuvimos suerte de conseguir una mesa cuando estábamos en camino a la altea y podríamos comer allí, un lugar muy agradable en el que podríamos disfrutar de un arroz de conejo y caracoles, su simplicidad es uno de los éxitos, arroz en un punto perfecto, grano suelto y con un sabor perfectamente equilibrado, sin nada que se destaca y que le permite disfrutar en su totalidad “Nunca lo olvidaré y quiero repetir” elaborado sobre el fuego de la maravilla. la merluza saladilla también un descubrimiento. y algo que también llamo mucha atención fue el tomate que te puso al lado del alioli y el limoncello, también exquisito! cuidadosa atención y todo en mucho detalle."