"En medio de una pequeña plaza en el pueblo donde es difícil aparcar, se encuentra este acogedor bar-restaurante tradicional con tonos cálidos de madera en sus muebles y una suave iluminación. A pesar de la limpieza y el orden, faltaban papeleras cerca de la barra, y la camarera no tuvo reparos en indicar que se tiraran las servilletas al suelo. El lugar cuenta con un amplio bar y un comedor. Mi desayuno de café con leche en vaso de cristal entre los lugareños costó 1,20 euros y fue tranquilo y agradable, sin prisas ni mucho ruido."