"Veníamos de viaje y decidimos hacer una noche en el Parador de Albacete. Sólo por la comida ya mereció la pena. Las migas eran espectaculares con unos torreznos fantásticos (foto de la cazuela). El pisto también muy bueno (foto del plato blanco), así como la perdiz escabechada y los quesos. De postre pedimos un helado de queso (es obligatorio probarlo) y unos miguelitos. Estuvimos fenomenalmente atendidos a pesar de que llegamos tarde a causa del tráfico. Además, del personal, las instalaciones del edificio son igualmente buenas con una gran piscina, salones, cafetería y habitaciones."