"Restaurante familiar y acogedor con un menú diario tradicional y abundante y un trato inmejorable. Veníamos de hacer la ruta de la senda mitológica y el mirador de Santa Catalina (no os la perdáis) y paramos a comer porque nos quedaba en ruta. De primero, platos de cuchara como la menestra y el cocido de garbanzos. ¡Para mojar pan! Ración muy generosa de pan de hogaza riquísimo. De segundo, las carrilleras en salsa con patatas fritas caseras son espectaculares, así como los postres, también caseros. Parada obligatoria si os pilla por la zona."