"Comimos por primera vez en un restaurante hindú. El servicio es rápido y bueno, además nos dejamos aconsejar por el camarero. La comida es contundente y llena bastante. La carta es amplia, repleta de sabores y especias. El local está bien decorado y el ambiente es tranquilo. En cuanto a la comida, el entrante rebozado no lo recomendamos (Pakora mixta especial). El tangri kebab strooff no nos impresionó; es pollo asado al horno con hierbas. Recomendamos los platos con salsas, el arroz y el pan naan. Sin duda, destacaríamos: el increíble arroz con huevo, el mejor pollo muglai y el delicioso pan naan con queso. En cuanto a los postres, tampoco valen mucho la pena... El helado de pistacho es duro, nada cremoso, como una roca, y no nos gustó. Las bolas (gulab jamun) tampoco nos encantaron; son bolas de bizcocho empapadas en almíbar. En definitiva, no es un lugar barato; cada plato cuesta entre 10 y 12 euros, salvo los arroces. Pero vale la pena probarlo, volveríamos para seguir degustando nuevos sabores."