"La dueña del restaurante por la mañana es una borde de cuidado, mal educada, y luego me enteré que es la dueña, hablando mal de sus clientes y luego me entero que habla mal de todo el mundo (ex camareros, proveedores, vecinos). La higiene deja mucho que desear. Al entrar a pedir un café para llevar, lo hace como si te estuviera haciendo un favor. He entrado varias veces por pena, viendo todos los bares llenos y este vacío, ahora entiendo la razón de la falta de clientes. Seré uno menos y haré que todos se enteren de esto, porque no es un lugar para bares en Santiago. En resumen: poca higiene, mal trato, café con sabor a metal, malas caras y gritos a los clientes."