"Teníamos muchas ganas de ir a Can Blau a comer y la comida cumplió nuestras expectativas, pero la verdad es que la experiencia fue un poco caótica. Para empezar, nos toco una camarera que solo nos hablaba catalán, entiendo que dé prioridad a su lengua, pero una vez que ve que no somos catalanes, no entendemos porque no nos habló en castellano. Queríamos pedir gambas de Palamós, pero nos dijeron que no había porque no estábamos en temporada. No sabíamos que iba por temporadas, ya que en restaurantes de alto nivel (en el Etxebarri, por ejemplo), la sirven todo el año. Finalmente, pedimos unas ostras, ensalada de pulpo, cañaillas y un arroz a la cazuela con bogavante. Todo nos gustó muchísimo, se nota que manejan producto de calidad. El problema, una vez más, fue el servicio. Nos sacaron todo a la vez, cuando estábamos en una mesa minúscula y resultó muy incómodo. Además, el arroz lo sacan demasiado caliente que hizo que nos quemáramos la lengua. Podían esperar a que terminásemos los entrantes para sacarlo. No entiendo la prisa que tenían todo el rato. De postre, pedimos un sorbete de mojito y una tarta de piñones. El helado no nos pareció nada del otro mundo, pero la tarta estaba deliciosa.La carta de vinos, sin ser nada extraordinario, es correcta. A destacar también el pan, que estaba muy rico. Otro aspecto negativo fueron los servicios. Nunca en mi vida he visto unos baños tan sucios en un restaurante. Daban mucho asco, lamentable. En definitiva, si solo fuese por la comida le pondría un cinco sin dudarlo, pero bastante me parece ponerle un tres después del nefasto servicio que nos dio nuestra camarera y la suciedad de los servicios."
