"Carta y variedad a caballo entre Francia y España. No es que la carta sea muy extensa, pero lo que hay es suficiente para saciar todos los gustos, quizá le falte una parte de pasta o pizza pero está muy bien. Yo pedí el surtido de tapas, que no estaba nada mal, para hacer una cata de tapas típias españolas, estaba muy bien, la verdad que las bravas no me defraudaron nada, con su salsa, distinta a las bravas típicas pero muy sabrosas. Este plato incluía un poco de todo, mejillones al vapor, chipirones andaluza, las bravas mencionadas y más cosas que no recuerdo, lo cual estaba muy bien para darte un paseo por España estando en una isla de Francia. Lo que sí también vi que destacaba en al carta pero a mí no me gusta son platos con queso, que creo los franceses son muy amantes, y como aquí debe venir mucho francés porque los precios en España son bastante más asequibles que en Francia, pues deben ponerse las botas ahí. El local en sí es curioso, sin tener ninguna sala de restaurante en sí, se podría decir que es como una terraza de un bar bien cubierta para los fríos meses de otoño e invierno, comer en el interior, tiene una zona espectacular con apenas dos mesas y una chimenea que supongo en invierno se debe estar como en el paraíso cenando ahí. El personal muy amable y educado, que hasta me dio una mini visita guiada por el local al ver mi interés. En cuanto la ambientación, mesas diferentes, todo madera, entre un aire rústico y bohemio que me encantó, sobrecargado de cosas pero sin ser abrumador, y una barra enana de madera que causa nostalgia de ver. Por fuera, llama la atención con esas luces preciosas que es como si te llamasen para entrar. Una pena que mi estómago estuviera mal esa noche y no pudiera disfrutar nada de la comida, por eso quiero volver para poner una nota más correcta."
Roti
