"El restaurante del Hotel Landa es una parada obligatoria en cualquier viaje en burro, además de la calidad de la comida tiene un encanto especial. Con apariencia de castillo, parece mentira que a la entrada de la ciudad entre los polígonos industriales, hayan logrado teleportarte de la decoración que es total, hasta el vestuario de los camareros y, por supuesto, la calidad de los platos son dignos de conocer. Otra parte muy especial son los baños. El precio no es bajo, pero va totalmente acorde con la calidad y, por supuesto, ¡vale la pena! Como siempre en todos los viajes al norte de España, un placer y obligada la parada en La Lavanda. Un lugar que lo vale."