"Me encantó la experiencia de la degustación de aceites de oliva y los panes perfectos. No podía decidirme y amablemente me dieron un trozo de cada uno, un gesto muy atento. Probé las setas de entrante y estaban deliciosas. Mi plato favorito fue el rodaballo, estaba increíblemente sabroso, con la sazón perfecta y las patatas que lo acompañaban estaban en su punto de dulzor y textura. También pedimos chuleta, aunque no soy una buena juez, por lo que me enfoco en lo que sí me encantó. Los postres fueron excelentes, como siempre probamos de todos, mi esposo aún saborea y recuerda con cariño el Flan, mi cuñada pidió un soufflé de avellana que resultó ser el ganador. El menos favorito fue el postre con un nombre y proceso complejo (nitro mousse), pero la curiosidad merece probarlo."
